La Real Academia define debate como "controversia" y "contienda, lucha, combate". Mucho cuerpo a cuerpo o intercambio de golpes no hubo, la verdad. Pero esa no es la cuestión. Desde un punto de vista de comunicación, el tema es que el formato de debate a dos realizado por dos bustos parlantes en televisión leyendo o siguiendo al pie de la letra un guión preestablecido, es sencillamente obsoleto. Ninguno responde a aquello que precisamente más interesa a los electores y precisamente el medirlo absolutamente todo hace que no aporte absolutamente nada.
#eldebate en la red no puede medirse en términos cuantitativos. Es absurdo decir que tal cual ha ganado porque tiene más menciones o trending topics. Todo el mundo sabe que hay equipos detrás trabajando manual o automáticamente para producir menciones, o más bien ruido, confusión (y trending topics). Y eso es exactamente lo que no aporta nada. Las conversaciones en twitter desgraciadamente están demasiado polarizadas y no se llega a ningún sitio. Son todo fuegos de artificio vacíos. El papel de las televisiones tratando de marcarse un punto sacando lo que opinaban las redes fue un tanto patético. Todo un juego mediático orquestado para no aportar nada y mantener el status quo representado por la Academia de la Televisión.
La comunicación política ha de ser otra cosa. Mucho más plural y participativa. Transparente y dando voz a la sociedad y a otras opciones. Hasta ahora se siguen usando las redes sin un verdadero calado social y con más que perder que que ganar. Esperemos que no haya que esperar a otra generación de políticos...y de medios. Hay que atreverse a bajar a la arena.